El Museo Reina Sofía presenta del 15 de noviembre al 4 de marzo de 2024 en el Edificio Sabatini (Planta 2) una muestra que busca investigar, desde la perspectiva actual, la contribución del artista al nacimiento del Arte Moderno a través de más de 120 obras. Una cita enmarcada en la iniciativa Celebración Picasso 1973-2023 que conmemora el cincuenta aniversario del fallecimiento del artista español.

La exposición comisariada por Eugenio Carmona, muestra un Picasso lleno de optimismo y deseoso de reformular la experiencia artística. Comprometido con el proceso y en busca de lo primitivo, su obra se centra en dos preocupaciones: el cuerpo y la interculturalidad. A través de dibujos y cuadernos de bocetos se observa una completa sinergia con las culturas primitivas y una búsqueda de lo primitivo.

La muestra, que reúne más de 120 obras procedentes de colecciones privadas e instituciones nacionales e internacionales de primer nivel, tiene como objetivo renovar importantes criterios sobre el papel clave que desempeñó el artista en la creación del “Arte Moderno”. 

El año 1906 fue para Picasso el año de la gran transformación. Hasta el momento, la producción de Picasso en 1906 se ha entendido como un epílogo del período rosa o como un prólogo a Las señoritas de Aviñón. Pero actualmente se puede afirmar que este año fue un «período» con entidad propia en el futuro creativo picassiano.

En esta etapa, el pintor malagueño experimentó un gran cambio en su estilo y técnica, abrazando el cubismo y alejándose del realismo que había caracterizado su obra previa. Picasso se aproximó a la representación de la adolescencia arcádica a modo de símbolo de un nuevo comienzo donde el cuerpo pintado acepta su propia emancipación. 

El artista fue capaz de crear fisonomías genéricas y conducirlas a la cualidad de un sintético ideograma. Redefinió el entramado entre fondo y figura, un nuevo sentido de la mimesis, desarrollando conceptos matéricos y táctiles en el modelado de la escultura. Su acelerado ritmo de transformaciones culmina en los dos primeros meses de 1907 y, en toda su desbordante actividad, el diálogo con Gertrude Stein fue para él crucial. En su búsqueda de lo primordial, el artista planteó una plena sinergia con las producciones artísticas de culturas antes consideradas «primitivas». 

[fuente: esmadrid.com]